La emoción, la alegría inmensa por el reencuentro de Estela de Carlotto con su nieto recuperado genera, también, muchas más repercusiones que otros puentes y caminos que se construyen día a día para hacer una patria más solidaria y justa. La noticia del nieto 114 recuperado forma parte de las luchas de nuestro pueblo por memoria, verdad y justicia, luchas potenciadas desde 2003 por las políticas de Derechos Humanos llevadas adelantes por el proyecto nacional y popular.
Menos silenciosos, menos visibles, día tras día se van otros
hitos de esas luchas y de esas políticas que apuntan al crecimiento con inclusión, a la ampliación de derechos para
nuestro pueblo. Perdido entre los
apartados de “tecnología” y “economía”,
y con la obviamente escasa repercusión de los grandes medios hegemónicos se
deslizó un asunto que engloba la reafirmación de la soberanía nacional, las
posibilidades de seguir desarrollando el camino de la independencia económica y
la capacidad de contar con nuevas
herramientas para garantizar el acceso a la comunicación como derecho humano.
¿De qué estamos hablando? Del lanzamiento del satélite ARSAT I construido en nuestro país por la firma estatal INVAP. Y, atrás de eso, de la construcción para 2015 del cohete espacial Tronador, que permitirá lanzar nuevos satélites al espacio. ¿Cómo hicimos para pasar de hablar de Derechos Humanos a meternos con cuestiones que uno asocia más a la NASA y documentales sobre astronautas poniendo una banderita yanky en la Luna? Es que el andamiaje del colonialismo cultural que estamos luchando por desmontar llega tan profundo como para que no registremos que hasta la década del 90 Argentina tenía un importante desarrollo de la industria aeroespacial. Y que durante el neoliberalismo, esos proyectos fueron desmantelados para satisfacer los reclamos de la embajada estadounidense.
¿De qué estamos hablando? Del lanzamiento del satélite ARSAT I construido en nuestro país por la firma estatal INVAP. Y, atrás de eso, de la construcción para 2015 del cohete espacial Tronador, que permitirá lanzar nuevos satélites al espacio. ¿Cómo hicimos para pasar de hablar de Derechos Humanos a meternos con cuestiones que uno asocia más a la NASA y documentales sobre astronautas poniendo una banderita yanky en la Luna? Es que el andamiaje del colonialismo cultural que estamos luchando por desmontar llega tan profundo como para que no registremos que hasta la década del 90 Argentina tenía un importante desarrollo de la industria aeroespacial. Y que durante el neoliberalismo, esos proyectos fueron desmantelados para satisfacer los reclamos de la embajada estadounidense.
No sólo eso. Así como se privatizó el país, se entregó la
soberanía espacial a las corporaciones multinacionales que siempre jugaron a
favor de las grandes potencias: el consorcio privado NahuelSat no cumplió con
los plazos de la construcción de dos satélites, razón por la cual Argentina
estuvo a punto de perder dos posiciones orbitales otorgadas por la Unión
Internacional de Telecomunicaciones (pretendidas, qué casualidad, por Gran
Bretaña) y sólo la gestión del gobierno de Néstor Kirchner recuperó esas posiciones
con la colaboración de la Venezuela de Hugo Chávez.
Diez años después de eso, qué duda cabe sobre si fue una
década ganada. El aumento del presupuesto para Educación, para Ciencia y
Tecnología, la repatriación de centenares de científicos, etc., etc., no son
solo consignas del “relato”, como les gusta decir a los profetas del desánimo. Una
empresa estatal, que exporta, ejem, reactores nucleares y que les gana
licitaciones internacionales a gigantes como Siemens) fabricó los satélites que
ocuparán las posiciones espaciales que le corresponden al país.
La pregunta es ¿para qué sirve un satélite? En un territorio
extenso como el nuestro, para sinfín de aplicaciones relacionadas con la
economía. Por ejemplo, para controlar la agricultura o la humedad de los
suelos. O para brindar conectividad y llegar con servicios de Internet,
telefonía, TV, etc, a poblaciones alejadas de centros urbanos que no tienen
acceso a las redes terrestres. Cosas por las cuales en la actualidad se
alquilan satélites de otros países.
El círculo virtuoso se completará en 2015 cuando el lanzador
Tronador II que permitirá poner en órbita satélites de hasta 250kg. la
plataforma de lanzamiento de satélites de observación de la tierra en Puerto
Belgrano. Su finalización permitirá que la Argentina sea el único país en el
hemisferio sur capaz de realizar una misión satelital completa (diseño,
construcción, ensayos y lanzamiento de satélites)
Si de derecho a la comunicación hablamos, en la actualidad
un total de 1.270 familias de 78 localidades rurales de todo el país cuentan con
acceso a la Televisión Digital Satelital. Con los nuevos proyectos, se prevé
que el 100% de la población rural tenga cobertura para 2014. Pero esto es sólo
un botón de muestra de una política de Estado asentada en las banderas de
soberanía política, independencia económica y justicia social: el Plan de
Telecomunicaciones Argentina Conectada, destinado a desarrollar infraestructura y
servicios estratégicos en materia de comunicaciones y con una fuerte impronta
democrática.
Los datos son abrumadores. El 82% de la población cuenta con cobertura de TV Digital: ya se distribuyeron 1.400.000 decodificadores y se prevé distribuir 600.000 más, además de 100.000 para personas con capacidades diferentes; pero también: los 30.000km de cobertura de Fibra Óptica, conectividad para 1.461 localidades, 171 Núcleos de Acceso al Conocimiento en más de 150 ciudades, la creación de 27.000 puestos de trabajo directos y 20.000 indirectos a lo largo de todo el país. Conectividad para la inclusión que se potenciará con el satélite.
Noticias, que no ocupan la primera plana, pero que hacen al
día a día de la construcción de este proyecto nacional. Llegar al otro, hasta
en el último rincón de la patria.

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