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| José Campagnoli, legislador de Nuevo Encuentro, en las instalaciones de la Asociación Civil Basura Cero |
Nuevo Encuentro
Ciudad ha asumido como meta el importante desafío de poner en agenda de los
vecinos una temática poco difundida, con graves consecuencias para nuestra
salud y el ambiente, y que afecta especialmente a la Ciudad de Buenos Aires. Desde
el año pasado y cada cuatro meses, el Frente Ambiental por la Inclusión impulsa
una
campaña de recolección de tecnología en desuso que se lleva a cabo en la
mayoría de las comunas de la ciudad. El resultado de las tres campañas que
se han realizado hasta ahora son más de tres toneladas de artículos obsoletos
que se reincorporaron al ciclo productivo gracias a la labor de la Asociación
Civil Basura Cero, que procesa en su planta los materiales acumulados.
Los residuos de
aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) constituyen una de las problemáticas
ambientales que requieren ser atendidas con mayor urgencia, ya que día a día
aumenta la velocidad del recambio tecnológico, acelerando así el volumen del
problema, en especial en las zonas con mayor poder adquisitivo y concentración
demográfica, como lo es la Ciudad de Buenos Aires. Luego de superada la crisis
económica de los años 2001 y 2002, el consumo de los electrónicos en Argentina
alcanzó picos históricos. Primero creció fuertemente la venta de computadoras
personales y luego, en 2004, explotó la venta de teléfonos celulares. El
crecimiento sostenido del poder adquisitivo durante los últimos diez años ha
contribuido de igual manera a un enorme incremento en el consumo, que tiene su
doble filo sino prestamos la suficiente atención a sus consecuencias.
Los aparatos
tecnológicos contienen, entre otros contaminantes, metales pesados como cadmio,
plomo y níquel. Durante su vida útil, estos componentes son inofensivos, ya que
están contenidos en placas o cables, pero al ser desechados, si no reciben el
tratamiento adecuado, reaccionan con el contacto del agua y la materia
orgánica, liberando tóxicos al suelo y a las fuentes de aguas subterráneas.
Actualmente, no
existe una legislación nacional que regule la gestión de los RAEE, es decir que
reciben el mismo tratamiento que un residuo domiciliario. A nivel nacional se
producen, por año, 100 mil toneladas de estos residuos. De ese monto, podría
reciclarse hasta el 96%. Sin embargo, el 90% del total termina en rellenos
sanitarios o basurales, sin ningún tipo de procesamiento, según informa la Red
de operadores del mercado de residuos y subproductos de la Argentina, (ESCRAP).
En 2012 perdió
estado parlamentario un proyecto de ley nacional del entonces senador Daniel
Filmus que establecía presupuestos mínimos para el tratamiento de los RAEE.
Lamentablemente, el lobby de las grandes empresas logró dejar en suspenso el
debate. La posta la ha tomado ahora nuestro legislador José Cruz Campagnoli,
quien está trabajando un proyecto de ley que regule la disposición final de los
RAEE a fin de que sean gestionados en forma diferencial de los residuos
domiciliarios y no sean enviados a los rellenos sanitarios o simplemente
arrojados a cielo abierto.
Siendo una temática
que involucra de forma directa a grandes corporaciones, el rol que juega la
opinión pública a la hora de hacer viable un proyecto regulatorio es
fundamental. Así lo entiende la Licenciada en Gestión Ambiental y referente de
Ambiente de Nuevo Encuentro Ciudad, Tamara Basteiro, quien afirma que "el
objetivo de las campañas de recolección no es sólo aportar nuestro esfuerzo
para contribuir a la reducción del problema socioambiental inmediato, sino
también generar conciencia sobre la importancia del tema para que, con el apoyo
de los vecinos, pueda legislarse una solución que dé por tierra con el lobby
empresarial". A su vez, el 60% de
la basura electrónica se acumula en hogares, por lo que los vecinos suelen
agradecer la posibilidad de liberar espacios de la casa que estaban ocupados
con aparatos que no funcionan, están en desuso, o que han sido reemplazados por
equipos nuevos.
Más allá de las
mejoras ambientales y sanitarias, no deben perderse de vista los beneficios
sociales que una gestión integral de los RAEE puede aportar. Al igual que
sucede hoy con los residuos secos, debe concebirse como una nueva fuente de
empleo para organizaciones sociales especializadas en el tema, así como una
fuente de ingresos para el Estado. La Asociación Civil Basura Cero, además de
brindar trabajo a 14 personas, organiza colectas de aparatos en desuso para
armar computadoras nuevas que luego son donadas y también brinda talleres
gratuitos sobre informática para jóvenes y jubilados.
Antes de fin de año
se lanzará la cuarta campaña de recepción de tecnología en desuso. Algunos
ejemplos de RAEE que podés ir guardando son: monitores, celulares, cargadores,
calculadoras, lectoras de CD y hasta placas radiográficas.


Muy buen artículo. Bien fundamentado y bien escrito. Espero que contribuya a desarrollar una cultura que incorpore el cuidado del medio ambiente y a acercar ciudadanos sensibles a nuestro partido.
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