Quienes
militamos en Nuevo Encuentro tenemos el orgullo, la alegría y el compromiso de
poder militar la candidatura del compañero José Cruz Campagnoli. Tercero en la
lista de candidatos a legisladores porteños del Frente para la Victoria (FPV)
que encabeza el ex canciller Jorge Taiana, José Cruz Campagnoli integra la mesa de conducción del Frente Nuevo Encuentro en la Ciudad de Buenos Aires. Fue
presidente del Concejo Deliberante de Morón y director de la Oficina
Anticorrupción del Municipio de Morón.
LOS INICIOS
¿Cómo te
iniciaste en la militancia?
José
Cruz Campagnoli:
Yo vengo de una familia militante, mis viejos fueron militantes durante
muchísimos años. A los tres, cuatro años, ya vivía en medio de discusiones y
debates. Fui creciendo con la política como elemento constitutivo de mi vida.
Yo nací en el 76, en el inicio de la dictadura. Fui a mi primera marcha en los
hombros de mi viejo, con la apertura de la democracia. Ya en la secundaria, en
el 91, 92, empecé a dar mis primeros pasos en la militancia.
Estudié el ciclo básico en el
industrial y me eligieron delegado de mi curso. Era un momento de fuerte oposición a la Ley
Federal de Educación del menemismo, que achicaba el presupuesto de
Educación y eliminaba las carreras
técnicas, como parte de la estrategia de desindustrializar el país. Después
terminé el secundario en el Dorrego, un colegio más politizado. En cuarto año
fui delegado nuevamente y en quinto año se produjo una gran movida estudiantil
porque con la aplicación de la Ley cerraban cursos. Muchos de nosotros
terminamos de un día para otro al frente de asambleas de 500 pibes. Fue un proceso muy interesante por el
grado de movilización que existía, aún en el marco de la despolitización que se
vivía con el menemismo. Eran los años de la caída del bloque del Este, del "Fin
de la Historia", del liberalismo como modelo imperante. Era una etapa de mucha
angustia.
Entonces, para nosotros, en
Morón, fue una bocanada de aire fresco poder organizarnos y además ganar la
lucha, frente a autoridades que incluso tenían vínculos con la dictadura. Haber
ganado nos generó mucho entusiasmo. En ese contexto lo conocí a Martín Sabbatella,
que también había estudiado en el Dorrego y estaba participando en la juventud
del Frente Grande. Ese grupo que se formó en el colegio siguió organizado,
haciendo tareas solidarias, después empezamos a involucrarnos más en la
militancia política, en la juventud del Frente Grande.
En Morón se da una cosa
particular, porque el municipio estaba gobernado por Rousselot, el paradigma de
la corrupción menemista en la provincia de Buenos Aires. Un señor que andaba de
traje blanco con veinte guardaespaldas, que era el monumento a la corrupción y
a la impunidad. Y en Morón, Rousselot quiere implementar un plan cloacal que
era una estafa gigantesca. Se obligaba a los vecinos a adherirse a un convenio
para pagar las cloacas, y si no las podías pagar, te hipotecaban la casa.
Se generó un debate político
profundo. Nosotros salimos del secundario a intentar organizar la lucha vecinal en los distintos barrios de Morón. Yo tenía 18 años,
laburaba vendiendo libros. Yo recuerdo que lo que hice fue sacarme el
“enterito”, la remera de Sumo (tenía una o dos, que usaba siempre) me compré una
camisa y nos pusimos a organizar asambleas con vecinos que tenían en promedio
unos cincuenta años, todos discutiendo la manera de frenar la estafa de las
cloacas. Fue una experiencia importante que tuvo nuestra generación: de un día
para el otro pasamos de hablar en una asamblea con estudiantes a hablar ante
vecinos que tenían la edad de nuestros padres y abuelos. Fue una experiencia de
gran impacto.
Después de meses de confrontar,
con las patotas del intendente que venían a romper las asambleas a golpes,
también ganamos, frenamos el plan cloacal. En el 97 ganamos las elecciones. En
el Concejo Deliberante se armó una comisión investigadora contra Rousselot. Se
encontraron cosas como que se habían gastado todo el presupuesto destinado para
un construir un hospital en la base aérea de Morón, pero el hospital no
existía. Martín Sabbatella presidió la comisión que hizo juicio político y
destituyó a Rousselot en 1998. Vamos a elecciones en el 99 y ganamos la
intendencia. Martín tenía 29 años y yo 23.
LA GESTIÓN.
“Desde el primer día apuntamos a una
gobernabilidad distinta, con un Estado presente, preocupado por las
problemáticas de la sociedad, por las políticas sociales, sanitarias, de
derechos humanos”.
¿Cómo fue tu
experiencia particular en el gobierno de Morón?
José Cruz Campagnoli: La primera
tarea que me asignan es ser interventor en la Dirección de Tránsito. Desde el
primer día apuntamos a una gobernabilidad distinta, con un Estado presente,
preocupado por las problemáticas de la sociedad, por las políticas sociales,
sanitarias, de derechos humanos, que habían sido aniquiladas en el municipio. Y
teníamos que enfrentar a sectores que habían perdido privilegios y pretendían
recuperarlos. Sectores poderosos que creían que el Estado era de ellos. Grupos
que intentaron llevarse puesto al gobierno, incluso con violencia, tomas del
municipio, etc.. Y ahí Martín toma una definición, que hicimos nuestra: “nos puso el
pueblo con los votos, nos saca solamente el pueblo con los votos”. Y había un pueblo
decidido a acompañar, a defender ese proyecto.
En ese momento nos vamos del
Frente Grande y creamos Nuevo Morón, un partido local, que fue el embrión de lo que hoy es el Nuevo Encuentro. En ese momento yo fui secretario general del partido, del cual Martín era presidente, y en
diciembre de 2001 asumo la conducción de la oficina anti corrupción y de
atención al vecino del Municipio de Morón. Ahí tenía 25 años. En
el 2003 vamos a elecciones y tenemos un apoyo contundente de la población,
ganamos con más del 50% de los votos y más de 25 puntos de ventaja respecto del segundo.
Ahí asumí como concejal.
En ese mismo año asume Néstor
Kirchner y se empiezan a dar en el plano
nacional debates que a nosotros siempre nos movilizaron. En el 2004 se inauguró
el Centro de la Recuperación de la Memoria en la ex-Esma. Nosotros, en el 2000, en un contexto muy difícil (estaban De La Rúa como presidente y Ruckauf como gobernador), creamos en Morón el primer centro de la
memoria de Latinoamérica, donde había funcionado un centro clandestino de detención perteneciente a la Fuerza Aérea. Cuando Néstor Kirchner plantea que los
que más tienen paguen más impuestos, nos sentimos identificados, porque cuando
asumimos en Morón eliminamos las exenciones que Rousselot le había dado a los
grandes grupos económicos. Cuando Kirchner empieza a dar pasos en la
integración regional, también nos sentimos identificados, porque en el año 2000
integramos la red de Mercociudades, ciudades del países del Mercosur. Martín
fue secretario ejecutivo de esa red, con el fin de fomentar la integración
regional. Es decir, nos veíamos reflejados en las políticas que venía impulsando el
gobierno nacional. Ese proceso desató un debate muy profundo dentro de nuestra fuerza, que nos permitió hoy sentirnos plenamente kirchneristas.
“En el siglo
XXI, no hay nada más peronista que ser kirchnerista. Y no hay nada más de
izquierda que ser kirchnerista”.
¿Cómo viviste,
cómo sintetizás el camino por el cual Nuevo Encuentro se integra al
kirchnerismo?
José Cruz Campagnoli: Nosotros
sentimos una profunda conmoción cuando se debatió la resolución 125.
Defendíamos el aumento de las retenciones móviles y creíamos que había que diferenciar a los grandes de los pequeños productores. Pero estábamos
profundamente de acuerdo con el espíritu de la medida. Y cuando vimos que había
una plaza que bancaba las retenciones y había otra plaza de los dueños de la
tierra, no tuvimos dudas de dónde ubicarnos. Yo creo que ahí comenzamos a sentirnos kirchneristas, claramente. Ahí comenzó a madurar en nosotros la identidad kirchnerista. En el 2009, es cierto, que fuimos en la provincia de Buenos
Aires en listas separadas porque era la presentación nacional del Nuevo Encuentro como fuerza y estábamos en medio de un debate profundo como fuerza. Pero ya a los dos años
estábamos integrando la lista colectora acompañando la candidatura de Cristina.
Creo que fue un proceso lógico, que nos fue llevando a sentirnos plenamente kirchneristas. Como dice Martín, nosotros creemos que el
kirchnerismo es el nombre del campo popular en el siglo XXI, hijo del peronismo, pero en diálogo con otras tradiciones y culturas políticas. El kirchnerismo es hijo de la revolución de mayo de 1810, de la revolución del parque, del 17 de octubre, del Cordobazo, de la
resistencia a la dictadura. El kirchnerismo también es hijo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y del 19 y 20 de diciembre de 2001. Y es todo lo que estamos
viviendo desde 2003 en adelante. En el siglo XXI, no hay nada más peronista que
ser kirchnerista. Y no hay nada más de izquierda que ser kirchnerista.
La
derecha quiere terminar con el kirchnerismo. Como no pudieron evitar que nazca, quieren que termine lo antes posible. La derecha quiere escarmentar al pueblo argentino. Quieren que en las próximas décadas ningún laburante se considere con derecho a paritarias, ningún pibe con derecho a la asignación
universal o a una netbook para estudiar, ni gobernantes que se animen a desoir los consejos del Fondo Monetario y los
Estados Unidos.
Pero el kirchnerismo tiene un
sentido histórico, que es alcanzar plenamente la justicia social que
venimos construyendo desde 2003.
En la próxima elección se elige
el nivel de apoyo que va a tener Cristina hasta 2015 para seguir poniendo
en marcha políticas favorables al conjunto del pueblo y también para construir
la victoria en las
presidenciales de los próximos dos años, porque todavía falta mucho por hacer en la Argentina.
El desafío
enorme es pensar una ciudad que tal vez no podamos disfrutar, pero sí nuestros
hijos y nietos.
¿Cómo fue tu
experiencia legislativa en Morón? ¿Qué políticas pueden ser repensadas para la
ciudad de Buenos Aires?
José Cruz Campagnoli: Creemos que
hay que fortalecer la Legislatura. Macri vetó 107 leyes, muchas de ellas
votadas por sus propios legisladores. Necesitamos involucrar a la sociedad en
los debates legislativos, para que el costo que pague Macri con sus vetos sea
mayor.
Macri es un vocero de los
intereses concentrados del país. El famoso círculo rojo que describe al centro
del poder, del establishment en Argentina lo tiene a él entre sus exponentes más
puros, es el que le hace los deberes a Clarín. Hay una tendencia de Macri de
privilegiar a los grandes grupos económicos en la ciudad, a través de las contrataciones del Estado. En definitiva, es lo contrario al tipo de Estado que
pensamos nosotros, para una Ciudad democrática, solidaria, plural.
Esta es una ciudad rica, con un
PBI per cápita similar al de grandes metrópolis desarrolladas. Sin embargo, hay
asimetrías muy grandes, la brecha entre los que menos ganan y los que más ganan se
amplió en los últimos años. Hay 200.000 personas que viven en villas,
mayoritariamente en la zona sur, que no han sido urbanizadas ni han tenido intervención alguna del Estado local. Es una ciudad asimétrica.
El gran desafío del kirchnerismo porteño es comenzar a pensarnos como alternativa
de gobierno. Hemos sido durante años una oposición férrea, coherente, que ha
enfrentado el enfoque de ciudad del PRO. Pero nos queda pendiente
empezar a pensarnos como fuerza capaz de gobernar la ciudad. Por lo tanto, hay
que organizarse para poder ampliar nuestra base electoral.
La ciudad tiene un presupuesto altísimo, con un
potencial gigantesco. Pero en los últimos años, ha sufrido un gobierno cuyo
objetivo fue convertir a Buenos Aires en plataforma electoral para que Mauricio
Macri sea presidente. Entonces, se ha pensado más en proyectos de alto impacto
en corto plazo que políticas de Estado con proyección para 20 o 30 años.
Hay que dar un profundo debate.
No solamente abordar los temas de salud y educación, sino también problemáticas
más complejas como el transporte, la inseguridad, las inundaciones, si nos pretendemos como
opción de gobierno dentro de dos años. El desafío del kirchnerismo, del Frente
para la Victoria, es poner en discusión qué ciudad queremos para las próximas décadas. Que se organice de otra forma, que urbanice las villas, pensar un sistema
de transporte integrado, ecológico, repensar el sistema de recolección de
residuos y las inequidades entre el norte y el sur. La ciudad produce 5000 toneladas diarias de basura y Macri incumple la ley de
Basura Cero, que plantea la separación de residuos reciclables, y por lo tanto, la disminución de residuos sólidos. Macri pone los
tachos de distintos colores pero después tira toda la basura en el mismo lugar.
La legislatura tiene que ser el
lugar en el que debatamos qué tipo de ciudad queremos. Pero no sólo en la
legislatura, tenemos que discutir en cada barrio para involucrar masivamente a
la población. Tenemos hombres y mujeres capaces de llevar adelante este
desafío. Es un orgullo compartir la lista con Jorge Taiana. Y Nuevo Encuentro
tiene mucho para aportar en la ciudad, hemos tenido un gran desarrollo en los
últimos años, con inserción en los barrios, en todo el movimiento estudiantil, en sindicatos. Somos
una fuerza de peso en la ciudad.
Y con esa vocación de construir
mayorías tenemos, que convencer a los vecinos y vecinas que el Frente para la
Victoria es la mejor opción para la ciudad. Y para convencer hay que escuchar
mucho, hay que recuperar la capacidad de escucha con los vecinos, buscar las
coincidencias, bancar las diferencias. El kirchnerismo ha desarrollado una gran
cantidad de políticas de ampliación de derechos en la Argentina, derechos
económicos, sociales, políticos. A partir del 27 de octubre, estoy convencido, se va a empezar a
construir una página nueva en la historia de Buenos Aires.