23 de octubre de 2013

José, el compañero



Quienes militamos en Nuevo Encuentro tenemos el orgullo, la alegría y el compromiso de poder militar la candidatura del compañero José Cruz Campagnoli. Tercero en la lista de candidatos a legisladores porteños del Frente para la Victoria (FPV) que encabeza el ex canciller Jorge Taiana, José Cruz Campagnoli integra la mesa de conducción del Frente Nuevo Encuentro en la Ciudad de Buenos Aires. Fue presidente del Concejo Deliberante de Morón y director de la Oficina Anticorrupción del Municipio de Morón.

LOS INICIOS

¿Cómo te iniciaste en la militancia?

José Cruz Campagnoli: Yo vengo de una familia militante, mis viejos fueron militantes durante muchísimos años. A los tres, cuatro años, ya vivía en medio de discusiones y debates. Fui creciendo con la política como elemento constitutivo de mi vida. Yo nací en el 76, en el inicio de la dictadura. Fui a mi primera marcha en los hombros de mi viejo, con la apertura de la democracia. Ya en la secundaria, en el 91, 92, empecé a dar mis primeros pasos en la militancia.

Estudié el ciclo básico en el industrial y me eligieron delegado de mi curso. Era un momento de fuerte oposición a la Ley Federal de Educación del menemismo, que achicaba el presupuesto de Educación  y eliminaba las carreras técnicas, como parte de la estrategia de desindustrializar el país. Después terminé el secundario en el Dorrego, un colegio más politizado. En cuarto año fui delegado nuevamente y en quinto año se produjo una gran movida estudiantil porque con la aplicación de la Ley cerraban cursos. Muchos de nosotros terminamos de un día para otro al frente de asambleas de 500 pibes. Fue un proceso muy interesante por el grado de movilización que existía, aún en el marco de la despolitización que se vivía con el menemismo. Eran los años de la caída del bloque del Este, del "Fin de la Historia", del liberalismo como modelo imperante. Era una etapa de mucha angustia.

Entonces, para nosotros, en Morón, fue una bocanada de aire fresco poder organizarnos y además ganar la lucha, frente a autoridades que incluso tenían vínculos con la dictadura. Haber ganado nos generó mucho entusiasmo. En ese contexto lo conocí a Martín Sabbatella, que también había estudiado en el Dorrego y estaba participando en la juventud del Frente Grande. Ese grupo que se formó en el colegio siguió organizado, haciendo tareas solidarias, después empezamos a involucrarnos más en la militancia política, en la juventud del Frente Grande.

En Morón se da una cosa particular, porque el municipio estaba gobernado por Rousselot, el paradigma de la corrupción menemista en la provincia de Buenos Aires. Un señor que andaba de traje blanco con veinte guardaespaldas, que era el monumento a la corrupción y a la impunidad. Y en Morón, Rousselot quiere implementar un plan cloacal que era una estafa gigantesca. Se obligaba a los vecinos a adherirse a un convenio para pagar las cloacas, y si no las podías pagar, te hipotecaban la casa. 

Se generó un debate político profundo. Nosotros salimos del secundario a intentar organizar la lucha vecinal en los distintos barrios de Morón. Yo tenía 18 años, laburaba vendiendo libros. Yo recuerdo que lo que hice fue sacarme el “enterito”, la remera de Sumo (tenía una o dos, que usaba siempre) me compré una camisa y nos pusimos a organizar asambleas con vecinos que tenían en promedio unos cincuenta años, todos discutiendo la manera de frenar la estafa de las cloacas. Fue una experiencia importante que tuvo nuestra generación: de un día para el otro pasamos de hablar en una asamblea con estudiantes a hablar ante vecinos que tenían la edad de nuestros padres y abuelos. Fue una experiencia de gran impacto.

Después de meses de confrontar, con las patotas del intendente que venían a romper las asambleas a golpes, también ganamos, frenamos el plan cloacal. En el 97 ganamos las elecciones. En el Concejo Deliberante se armó una comisión investigadora contra Rousselot. Se encontraron cosas como que se habían gastado todo el presupuesto destinado para un construir un hospital en la base aérea de Morón, pero el hospital no existía. Martín Sabbatella presidió la comisión que hizo juicio político y destituyó a Rousselot en 1998. Vamos a elecciones en el 99 y ganamos la intendencia. Martín tenía 29 años y yo 23.


LA GESTIÓN.

“Desde el primer día apuntamos a una gobernabilidad distinta, con un Estado presente, preocupado por las problemáticas de la sociedad, por las políticas sociales, sanitarias, de derechos humanos”.


¿Cómo fue tu experiencia particular en el gobierno de Morón?

José Cruz Campagnoli: La primera tarea que me asignan es ser interventor en la Dirección de Tránsito. Desde el primer día apuntamos a una gobernabilidad distinta, con un Estado presente, preocupado por las problemáticas de la sociedad, por las políticas sociales, sanitarias, de derechos humanos, que habían sido aniquiladas en el municipio. Y teníamos que enfrentar a sectores que habían perdido privilegios y pretendían recuperarlos. Sectores poderosos que creían que el Estado era de ellos. Grupos que intentaron llevarse puesto al gobierno, incluso con violencia, tomas del municipio, etc.. Y ahí Martín toma una definición, que hicimos nuestra: “nos puso el pueblo con los votos, nos saca solamente el pueblo con los votos”. Y había un pueblo decidido a acompañar, a defender ese proyecto.

En ese momento nos vamos del Frente Grande y creamos Nuevo Morón, un partido local, que fue el embrión de lo que hoy es el Nuevo Encuentro. En ese momento yo fui secretario general del partido, del cual Martín era presidente, y en diciembre de 2001 asumo la conducción de la oficina anti corrupción y de atención al vecino del Municipio de Morón. Ahí tenía 25 años.  En el 2003 vamos a elecciones y tenemos un apoyo contundente de la población, ganamos con más del 50% de los votos y más de 25 puntos de ventaja respecto del segundo. Ahí asumí como concejal.

En ese mismo año asume Néstor Kirchner y se empiezan a dar en el plano nacional debates que a nosotros siempre nos movilizaron. En el 2004 se inauguró el Centro de la Recuperación de la Memoria en la ex-Esma. Nosotros, en el 2000, en un contexto muy difícil (estaban De La Rúa como presidente y Ruckauf como gobernador), creamos en Morón el primer centro de la memoria de Latinoamérica, donde había funcionado un centro clandestino de detención perteneciente a la Fuerza Aérea. Cuando Néstor Kirchner plantea que los que más tienen paguen más impuestos, nos sentimos identificados, porque cuando asumimos en Morón eliminamos las exenciones que Rousselot le había dado a los grandes grupos económicos. Cuando Kirchner empieza a dar pasos en la integración regional, también nos sentimos identificados, porque en el año 2000 integramos la red de Mercociudades, ciudades del países del Mercosur. Martín fue secretario ejecutivo de esa red, con el fin de fomentar la integración regional. Es decir, nos veíamos reflejados en las políticas que venía impulsando el gobierno nacional. Ese proceso desató un debate muy profundo dentro de nuestra fuerza, que nos permitió hoy sentirnos plenamente kirchneristas.


“En el siglo XXI, no hay nada más peronista que ser kirchnerista. Y no hay nada más de izquierda que ser kirchnerista”.

¿Cómo viviste, cómo sintetizás el camino por el cual Nuevo Encuentro se integra al kirchnerismo?

José Cruz Campagnoli: Nosotros sentimos una profunda conmoción cuando se debatió la resolución 125. Defendíamos el aumento de las retenciones móviles y creíamos que había que diferenciar a los grandes de los pequeños productores. Pero estábamos profundamente de acuerdo con el espíritu de la medida. Y cuando vimos que había una plaza que bancaba las retenciones y había otra plaza de los dueños de la tierra, no tuvimos dudas de dónde ubicarnos. Yo creo que ahí comenzamos a sentirnos kirchneristas, claramente. Ahí comenzó a madurar en nosotros la identidad kirchnerista. En el 2009, es cierto, que fuimos en la provincia de Buenos Aires en listas separadas porque era la presentación nacional del Nuevo Encuentro como fuerza y estábamos en medio de un debate profundo como fuerza. Pero ya a los dos años estábamos integrando la lista colectora acompañando la candidatura de Cristina. 

Creo que fue un proceso lógico, que nos fue llevando a sentirnos plenamente kirchneristas. Como dice Martín, nosotros creemos que el kirchnerismo es el nombre del campo popular en el siglo XXI, hijo del peronismo, pero en diálogo con otras tradiciones y culturas políticas. El kirchnerismo es hijo de la revolución de mayo de 1810, de la revolución del parque, del 17 de octubre, del Cordobazo, de la resistencia a la dictadura. El kirchnerismo también es hijo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y del 19 y 20 de diciembre de 2001. Y es todo lo que estamos viviendo desde 2003 en adelante. En el siglo XXI, no hay nada más peronista que ser kirchnerista. Y no hay nada más de izquierda que ser kirchnerista. 

La derecha quiere terminar con el kirchnerismo. Como no pudieron evitar que nazca, quieren que termine lo antes posible. La derecha quiere escarmentar al pueblo argentino. Quieren que en las próximas décadas ningún laburante se considere con derecho a paritarias, ningún pibe con derecho a la asignación universal o a una netbook para estudiar, ni gobernantes que se animen a desoir los consejos del Fondo Monetario y los Estados Unidos. 

Pero el kirchnerismo tiene un sentido histórico, que es alcanzar plenamente la justicia social que venimos construyendo desde 2003.

En la próxima elección se elige el nivel de apoyo que va a tener Cristina hasta 2015 para seguir poniendo en marcha políticas favorables al conjunto del pueblo y también para construir la victoria en las presidenciales de los próximos dos años, porque todavía falta mucho por hacer en la Argentina. 


El desafío enorme es pensar una ciudad que tal vez no podamos disfrutar, pero sí nuestros hijos y nietos.

¿Cómo fue tu experiencia legislativa en Morón? ¿Qué políticas pueden ser repensadas para la ciudad de Buenos Aires?

José Cruz Campagnoli: Creemos que hay que fortalecer la Legislatura. Macri vetó 107 leyes, muchas de ellas votadas por sus propios legisladores. Necesitamos involucrar a la sociedad en los debates legislativos, para que el costo que pague Macri con sus vetos sea mayor.  

Macri es un vocero de los intereses concentrados del país. El famoso círculo rojo que describe al centro del poder, del establishment en Argentina lo tiene a él entre sus exponentes más puros, es el que le hace los deberes a Clarín. Hay una tendencia de Macri de privilegiar a los grandes grupos económicos en la ciudad, a través de las contrataciones del Estado. En definitiva, es lo contrario al tipo de Estado que pensamos nosotros, para una Ciudad democrática, solidaria, plural.

Esta es una ciudad rica, con un PBI per cápita similar al de grandes metrópolis desarrolladas. Sin embargo, hay asimetrías muy grandes, la brecha entre los que menos ganan y los que más ganan se amplió en los últimos años. Hay 200.000 personas que viven en villas, mayoritariamente en la zona sur, que no han sido urbanizadas ni han tenido intervención alguna del Estado local. Es una ciudad asimétrica.

El gran desafío del kirchnerismo porteño es comenzar a pensarnos como alternativa de gobierno. Hemos sido durante años una oposición férrea, coherente, que ha enfrentado el enfoque de ciudad del PRO. Pero nos queda pendiente empezar a pensarnos como fuerza capaz de gobernar la ciudad. Por lo tanto, hay que organizarse para poder ampliar nuestra base electoral.

La ciudad tiene un presupuesto altísimo, con un potencial gigantesco. Pero en los últimos años, ha sufrido un gobierno cuyo objetivo fue convertir a Buenos Aires en plataforma electoral para que Mauricio Macri sea presidente. Entonces, se ha pensado más en proyectos de alto impacto en corto plazo que políticas de Estado con proyección para 20 o 30 años.

Hay que dar un profundo debate. No solamente abordar los temas de salud y educación, sino también problemáticas más complejas como el transporte, la inseguridad, las inundaciones, si nos pretendemos como opción de gobierno dentro de dos años. El desafío del kirchnerismo, del Frente para la Victoria, es poner en discusión qué ciudad queremos para las próximas décadas. Que se organice de otra forma, que urbanice las villas, pensar un sistema de transporte integrado, ecológico, repensar el sistema de recolección de residuos y las inequidades entre el norte y el sur. La ciudad produce 5000 toneladas diarias de basura y Macri incumple la ley de Basura Cero, que plantea la separación de residuos reciclables, y por lo tanto, la disminución de residuos sólidos. Macri pone los tachos de distintos colores pero después tira toda la basura en el mismo lugar.

La legislatura tiene que ser el lugar en el que debatamos qué tipo de ciudad queremos. Pero no sólo en la legislatura, tenemos que discutir en cada barrio para involucrar masivamente a la población. Tenemos hombres y mujeres capaces de llevar adelante este desafío. Es un orgullo compartir la lista con Jorge Taiana. Y Nuevo Encuentro tiene mucho para aportar en la ciudad, hemos tenido un gran desarrollo en los últimos años, con inserción en los barrios, en todo el movimiento estudiantil, en sindicatos. Somos una fuerza de peso en la ciudad.

Y con esa vocación de construir mayorías tenemos, que convencer a los vecinos y vecinas que el Frente para la Victoria es la mejor opción para la ciudad. Y para convencer hay que escuchar mucho, hay que recuperar la capacidad de escucha con los vecinos, buscar las coincidencias, bancar las diferencias. El kirchnerismo ha desarrollado una gran cantidad de políticas de ampliación de derechos en la Argentina, derechos económicos, sociales, políticos. A partir del 27 de octubre, estoy convencido, se va a empezar a construir una página nueva en la historia de Buenos Aires.

No hay comentarios:

Publicar un comentario