18 de marzo de 2015

En la Buenos Aires del PRO siguen los desalojos



Un nuevo intento de desalojo vuelve a poner en el centro de la discusión las políticas excluyentes del macrismo, que niega y restringe el acceso a una vivienda digna para los sectores populares en la ciudad. Vecinas, vecinos y militantes de distintas fuerzas políticas y sociales se movilizaron hoy para frenar el desalojo del edificio de Pavón 4127, donde viven 37 familias y unos 70 niños y niñas. 


La orden de desalojo fue dictada por el juez subrogante Fernando Pablo Christello, a partir de la causa iniciada por Pavón Plaza, la empresa propietaria del lugar.  Las familias viven en el edificio desde hace 25 años y desde ayer a la noche realizan una vigilia y una olla popular que contó con el acompañamiento de José Campagnoli, legislador por Nuevo Encuentro.
 
 Campagnoli se hizo presente junto con los legisladores Lorena Pokoik, Paula Pennacca y Pablo Ferreyra.  Los diputados de la ciudad reclamaron que se abra una mesa de negociación con el gobierno de Macri para garantizar el derecho a una vivienda digna a los vecinos de la casa. 


Sin embargo, el macrismo sólo ofreció un subsidio de 1800 pesos por familia. Una burla que mantiene una coherencia con la política del PRO para la vivienda en Buenos Aires.  Como señalamos reiteradamente, el contraste entre el proceso de ampliación de derechos impulsada por el proyecto nacional y popular, por un lado, y los planes de ajuste y exclusión llevadas adelante por el macrismo en la ciudad de Buenos Aires también se refleja  en la políticade acceso a la vivienda para los sectores populares

Campagnoli denunció la semana pasada que “el PRO ha ido reduciendo sostenidamente las partidas presupuestarias de los programas de vivienda: en 2008 tenían asignado el 3,98% del presupuesto total; y en 2015, apenas el 2,35%. Sus políticas de crédito para la adquisición de viviendas (herramienta indispensable para una parte importante de la sociedad porteña) brillaron por su ausencia durante todos estos años”. El legislador de Nuevo Encuentro también recordó que el macrismo sigue sin cumplir las leyes aprobada por la legislatura porteña quefavorecen a los sectores más vulnerables y postergados por las políticas deajuste y exclusión que lleva adelante el PRO en la ciudad.

9 de enero de 2015

BUITRES DE AFUERA, BUITRES DE ADENTRO

El rol de la prensa concentrada en la reproducción de la colonización cultural: un ejemplo actual.

Según Arturo Jauretche las zonceras son principios falaces que se presentan como axiomas, de modo que se eluda la crítica sobre ellos. Como es sabido, hay una zoncera de la que se derivan todas las demás, o "zoncera madre", que es la construida alrededor de la dicotomía sarmientina de "civilización o barbarie", donde se asocia lo extranjero a la civilización y lo vernáculo a la barbarie. De allí se desprenden otras zonceras como la autodenigración, la premisa que sostiene que lo propio es malo, o por lo menos, peor que lo extranjero, que es el modelo inalcanzable a seguir. Eso que es propio y eso que es extranjero se postulan, asimismo, de modo ahistórico, como algo dado, una esencia, una sustancia.



Estos gérmenes viciados del pensamiento, presentes hace siglos en nuestras sociedades, han pervivido en el tiempo a través de lo que Jauretche ha denominado una pedagogía colonialista y continúan en circulación actualmente: pueden percibirse cotidianamente, pero con mayor fuerza aún toda vez que se intenta desestabilizar al gobierno de turno en función de intereses económicos concentrados, ya hoy no solamente extranjeros, sino globales.


24 de diciembre de 2014

Ojotas

Tendría que comprarme un par de ojotas” piensa, mientras se mira las negras, gastadas por sus pies planos que le hacen cargar sus casi noventa kilos sobre los arcos del plástico. Pero pasa por el puesto del mantero y sigue, porque no sabe si le va a alcanzar la plata. Complica la inflación, aunque Zaiat se lo explique en la radio, y uno ya sabe quiénes son los hijos de puta de los formadores de precio. Algo se aprendió en estos años. “Te juro, que en los malos momentos...”, le sale el cantito y no se da cuenta de que no lo piensa de que lo va cantando a capella, hasta que uno le hace el coro en la vereda, con los deditos en Ve.

Bueno, tampoco son malos momentos, reflexiona. Es que ya no es un pibe, ni es tampoco el militante que supo ser, aunque siga yirando, metiendo las narices en más de un  quilombo, en el gremio, en el centro cultural del barrio. Lo que pasa es que Papá Noel será un invento imperialista de la Coca Cola pero las ganas de la felicidad de un rato con los pibes abriendo los regalos no la cambia por nada, así que hay que malabarear con los regalos. 


No gastarse treinta pesos en un par de ojotas, es de rata, que no se lo diga nadie. Es que no es problema de plata, también es el tiempo. Tiene que salirse del circuito, en Once no encuentra remeras de Zamba, ni de la Princesa Medialuna. “Qué boludo”, piensa, que podría haber comprado, previsor, en la última excursión a Tecnópolis. “Veintitrés millones de veces fuiste, gratis, y no se te ocurrió gastar una moneda, qué rata” Ahora tiene que peregrinar. ¿Pero cómo negarse? Al contrario, esa sí es una tarea militante. San Martín mata a Mickey. Recordar el aburrimiento milicoide de la “Anteojito” y ver a los nenes jugando disfrazados de granaderos al grito de “seamos libres y lo demás no importa” (alta muletilla del mayor), le llena el alma de alegría y satisfacción. Eso sí es un triunfo, se dice, y le mete pata.


¿El Museo del Bicentenario? Uh, por más que sea el padre, los enanos lo van a putear si se enteran que anduvo por ahí y no los llevó. Y todo a los santos pedos, y en medio de la lluvia que se larga, y en ojotas, ojotas de arcos vencido, que te hacen resbalar ¿Qué corno le pasa al clima que te cagás de calor toda la semana y viene a llover los sábados? El sábado pasado en la plaza también, se les cortó, a ellos, la fiesta por la lluvia y sí, porque ya no somos pendejos y si se te enferma un enano después es un quilombo toda la semana. Corriste con el chaparrón y casi te vas de culo al piso, por culpa de las ojotas, llantas arruinadas que ya ni dibujos tienen. Y al final, mirándola a Cristina en la tele, bueno, en la TDA, se recuerda, contento, de esa super pequeña epopeya, mínima, entrañable: haber dejado de pagarle “el cable” a la corpo, quedarse con la televisión pública. "¡Quistina!" grita el más chiquilín, que nació en un país donde una mujer es presidente por el voto popular y los científicos fabrican satélites. 

Ahora llueve otra vez y a correr por la ciudad. Ya se perdió el almuerzo del sindicato, no va a llegar al brindis del centro cultural, Ya tiene las remeras, ahora, a Constitución, a buscar  otra quimera: pasaje en tren a Mar del Plata. Ese tren nuevo, de lujo, que no la puede creer. Sabe que cuando se suba, se va a sentir más feliz que cuando anduvo en el AVE de Madrid a Sevilla, en los tiempos del uno a uno, porque es un sabor distinto, ponele de patria, sí. Aunque le de vergüenza que su preocupación sea esa y se repite que no, que esta vez sí la guita la tenía ahorrada, pero como con el cable, quiere el tren, el mismo que cuando pibe viajaba con los viejos a Chapadmalal. Difícil que el chancho chifle decía la abuela, pero bue, a probar, y de paso, cañazo, pasar por la carnicería de la calle Brasil, la que tiene Precios Cuidados y una carne de puta madre. Que se jodan los de Recoleta y paguen el impuesto al Gorila.

Le suena el celu, es el Laucha, que llama, seguro para putearlo por el brindis. Hay que festejar, salió la ley de Centros Culturales, una que le ganamos a Maurizio. Pero resulta que no, el otro todavía está en la calle, en la avenida de Mayo, están recordando a los pibes y se hizo una escapada. Y ahí él se acuerda. Se acuerda de todo, se acuerda de golpe.

 Se acuerda de que es 20 de diciembre, que los pibes que habla el Laucha son los pibes que cayeron. Se acuerda de que pudo ser él, de que pudo ser el Laucha, Soda, Mamacha, Gise o cualquiera de la banda. Es 20 de diciembre pero es sábado, no como aquel, que era jueves y que también se la pasó todo el día de un lado a otro de la ciudad. Se acuerda de que estaba sin cable porque se lo cortaron, y sin teléfono también. Y sin trabajo. Se acuerda de las madrugadas en la puerta de Clarín para manguear los clasificados gratarolas, los paquetes de Viceroy y Richmond, el tabaco más berreta del universo y alrededores, y de cómo finalmente dejó de fumar porque le daba vergüenza andar mangueando.

 Y se le empiezan a juntar lagrimitas de angustia de sólo imaginarse a los enanos a mate cocido y arroz, estoica dieta que tanto no le importaba a su juventud. Y se acuerda del Laucha la semana pasada, en la plaza de la lluvia, levantándolo del piso y diciéndole viejo pelotudo, ya te olvidaste que a la plaza no se viene en ojotas. Y ahí sí, tiene que hacer un esfuerzo, para acordarse de cuándo fue que ir a la plaza dejó de ser una excursión a los indios ranqueles, que la mochila con el agua, los limones, el buzo, el pañuelo, los trapos de piso mojados y los teléfonos de los bogas de la Liga se cambiaron por el mate, el termo y las masitas para la merienda con los peques. ¿A quién se le hubiera ocurrido ir a la plaza en ojotas?

No seas rata”, se dice y se sonríe al ver al negro carbón que también se sonríe, que dejó el alma y la vida del otro lado del océano y a pesar de la Metropolitana y todo, la rema, porque tiene con qué. “Gallina”, piensa, y nunca sabrá que se hizo de River porque un ñato le regaló la remera en la pensión, porque los colores son los mismos que su amado Diambars. Y ahora está contento con la Sudamericana, y con el fin de año de módica fiesta, en una tribu tan extraña y tan querible como la patria que lo acoge. Y él se acuerda del Soda, rumiando otra derrota con acento madrileño y otra vencido, manteando en el Rastro, pensando en la vuelta.

La calle es un embole de gente que va y viene, corriendo sin gases, sin montada, sin postas de plomo y él se siente un boludo como Gastón Pauls en “Felicidades”. “No seas rata” se repite sin que haga falta, porque ya se convenció. Agarra las ojotas nuevas, se las mide. Le da los billetes al pichón de Balanta, se pone las nuevas y manda a las viejas al tacho de la esquina. Mañana vuelve por la carne, ahora se apura, si le mete pata, llega al centro cultural, a brindar con los compañeros.

15 de diciembre de 2014

El mismo amor, la misma lluvia



Llovía ese 25 de mayo de 2004 y nadie se iba de la plaza. Podríamos ensayar arduas razones para argumentar los motivos por los cuales la tormenta no lograba arriar la multitud. Pero acaso fuera, todavía, la sorpresa. Era una fiesta popular. Eso. Fiesta popular en la plaza, Charly haciendo el himno. León, Silvio. El pueblo en la plaza y festejando.

Eran días raros. Todavía no se había gritado el “Alca, Alca, al carajo!” en Mar del Plata. La OEA era un actor de peso fuerte en América latina y el FMI seguía pretendiendo dictar las políticas económicas de la región. Pero algunas cartas ya estaban jugadas. Esa lluvia no lograba aún dispersar el recuerdo de los gases lacrimógenos del 20 de diciembre de 2001, el “la plaza es de las Madres y no de los cobardes” cantando ante las embestidas de la montada, apenas postales del hambre enarbolado por los buitres de entonces, que son los mismos de ahora. Todavía se sentía en el cuerpo la furia, el dolor de la patria vendida y sus chiquitos muertos por desnutrición, por la represión.

Todavía había la expectativa y la desconfianza. “No voy a dejar mis convicciones en la puerta de la casa de gobierno” nos dijiste. Pero no estábamos bajo esa lluvia por esas palabras, sino por aquello de que “mejor que decir es hacer”, y se estaba haciendo, claro que se estaba haciendo. Llovía el llanto del pueblo esos días de octubre en que fuimos a la plaza a decirte, chau, acá estamos, disculpanos la duda. Pero ya era otra plaza.

“Y llueve, y llueve, y el pueblo no se mueve”. No sabemos si se cantaba eso el 25 de mayo de 1810. La habremos escuchado en tantas oportunidades en que la lluvia pretendió ponerse del lado de los opresores.

La fiesta en la plaza y llueve, y nadie se mueve. La plaza ya no es de las Madres. Claro que sí, que es, pero es que ahora es de los nietos, que vuelven del olvido de la derrota, para traernos nuevos sueños compartidos. Los cobardes y asesinos están presos y los buitres siguen rondando. La lluvia nos refresca las ideas, los pensamientos, la memoria, para que no olvidemos que no, que no siempre fue así, que esta normalidad de hoy, de tantos logros y alegrías, es un camino de luchas que se ensancha. Hay patria, hay proyecto. Llueve y la plaza se  rebalsa de pueblo. 

5 de diciembre de 2014

Encuentros de Comunicación Audiovisual: un espacio para continuar avanzando en la transformación del paradigma comunicacional argentino.


 

Los días 28 y 29 de noviembre se realizó en 4º Encuentro de Comunicación Audiovisual Nacional en la ciudad de Mar del Plata. Con la participación de más de 1200 personas del sector audiovisual, el evento cerró la serie de encuentros regionales que se llevaron a cabo en todo el país. Estuvo organizado por AFSCA e INCAA y se llevó a cabo en simultáneo con el 29º Festival de Cine de Mar de Plata.

Esta edición del Encuentro de Comunicación Audiovisual (ECA) en Mar del Plata no fue una edición más. Este año, el encuentro cerró un ciclo de cinco ECAs regionales que por primera vez en 2014 se llevaron a cabo, promoviendo la federalización e incorporando al sector comunitario y de las organizaciones sociales de la comunicación. En total, más de 5000 representantes del sector de todo el país pasaron por los 6 ECAs organizados este año.

En junio, la serie de ECAs la inauguró la región Centro-Norte, que incluyó a las provincias de Córdoba y Santa Fe. Más de 1000 personas, entre las que se contaban realizadores audiovisuales, pueblos originarios y organizaciones sociales vinculadas a la comunicación y la industria audiovisual, se dieron cita en la ciudad de Córdoba para participar de charlas y paneles, comisiones de discusión, debate y reflexión sobre los avances de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y las necesidades y oportunidades para el sector. 

La serie la continuó la región NEA en agosto en la ciudad de Paraná, que incluyó a las provincias de Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa. En septiembre, tuvo lugar el ECA región Cuyo, con participantes de Mendoza, San Juan y San Luis. En el mes de octubre, el cuarto encuentro se realizó en Tucumán por la región NOA, en el que se incluyeron las provincias de Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero. Finalmente, el último regional tuvo lugar en Bariloche a comienzos de noviembre, para las provincias de Río Negro, Neuquén, La Pampa, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

Los Encuentros de Comunicación Audiovisual se concibieron como un espacio para el intercambio, el debate y la reflexión sobre las políticas del sector audiovisual dentro del marco del nuevo paradigma comunicacional abierto a partir de la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Además, los organismos del Estado presentes tuvieron espacios para presentar las diferentes líneas de fomento que se diseñaron para impulsar el desarrollo del sector y la promoción de nuevas voces. En todos los encuentros, Martín Sabbatella como presidente de AFSCA y Lucrecia Cardoso como presidenta del INCAA participaron del acto de apertura.

En palabras de Martín Sabbatella: Esta década también será recordada por la impresionante acción del Estado nacional, desde diversas áreas, para promover el desarrollo del sector audiovisual y por garantizar la democratización de la palabra, la pluralidad de voces, la libertad de expresión y el derecho a la comunicación”. “La ley de Servicios de Comunicación Audiovisual ocupa un lugar central en este enorme cambio de paradigma comunicacional, donde la comunicación pasó a ser un derecho humano y no más una mercancía que dejaba sin voz y sin acceso a la información, a la opinión o al entretenimiento a millones de argentinos y argentinas.”

30 de noviembre de 2014

El sueño de la casa propia se hace pesadilla en la ciudad del PRO (II)



Fuente: Jusbaires.gob.ar

“No podemos perder $ 2 millones diarios con Aerolíneas, con ese déficit anual, yo urbanizo todas las villas porteñas”. El inefable jefe de Gobierno Mauricio Macri es el autor de la desvergonzada frase. No hace falta defender a Aerolíneas Argentinas y su plan estratégico a largo plazo que a partir de su estatización está permitiendo la renovación de la flota, el aumento de vuelos para garantizar la cobertura de todo el territorio nacional allí donde el mercado no está interesado en ofrecer vuelos porque “no es negocio”, la descentralización de los vuelos (ya no todo pasa por Buenos Aires), y una lista de largos etcéteras.

Aunque a decir verdad, no tendríamos que sorprendernos por el hecho de que a Macri no se le caiga la cara haciendo gala de su demagogia berreta, cuando el PRO viene subejecutando presupuestos para vivienda en la ciudad. Como señalamos en una nota anterior, del total del presupuesto que el Poder Ejecutivo de la Ciudad tuvo asignado entre 2008 y 2013 para solucionar la problemática habitacional, $2.462.732.230 (sí, casi dos mil quinientos millones de pesos) no fueron utilizados. Esto implica una sub-ejecución del 25% para todo el período. O sea, si el déficit de Aerolíneas Argentinas es de $730 millones anuales, Macri dispuso de más del triple de ese presupuesto y no erradicó ni una villa. ¡Cara rota!


24 de noviembre de 2014

Los jóvenes y los Derechos Humanos hoy




Hace unos cinco años, por recomendación de Graciela Daleo y por su insistencia militante que agradecemos y valoramos, empezamos a concurrir con los estudiantes de la materia Poder Económico y Derechos Humanos[1] a las audiencias por los juicios de Terrorismo de Estado que se están llevando a cabo en nuestro país desde hace diez años. Este proceso que, no exento de dificultades, tiene lugar en un proyecto político en el que el juzgamiento de los responsables del genocidio que nuestro pueblo sufrió en la última dictadura militar resulta ser un eje central.  


Personalmente, pienso y siento que se trata de una experiencia muy intensa para nosotros como docentes-educadores, evidenciada en la posibilidad de acompañar una vivencia particularmente significativa, no sólo por la importancia que tiene que desde cátedras libres de Derechos Humanos que forman parte de la Universidad Pública se promueva este tipo de acciones, sino además por lo que subjetivamente despierta en los estudiantes que concurren.


Nos ronda, nos interpela la aparentemente simple pregunta sobre cómo impacta en estos estudiantes el tomar contacto con esa dolorosa parte de nuestra historia sobre la que, en la mayoría de los casos, tienen pocas referencias. Qué significa en la vida de una persona joven, generalmente no politizada, asistir a la audiencia de un juicio en el que los acusados de su propio país han formado parte de una maquinaria de matar estatal (de la que son sujetos concretos responsables). Y qué significa que la propia justicia argentina los juzgue.
Hablamos de personas, quizás ajenas a la militancia y a la historia del movimiento de Derechos Humanos en Argentina, que se conectan con la temática desde un lugar simple, concreto, sin posicionamientos políticos demasiado elaborados o pensados.

Perseguir, aterrorizar y secuestrar. Torturar, violar, desaparecer y asesinar formaron parte de la cotidianeidad de los centros clandestinos de detención que funcionaron en todo el país durante la dictadura del `76. Afirma Pilar Calveiro [2] que “no toda sociedad engendra este tipo de dispositivos” y explica que en “el proceso global desaparecedor se genera una larga cadena de mandos en la que cada subordinado es un ejecutor parcial, que carece de control del proceso global. (…) Las acciones se fragmentan, las responsabilidades se diluyen (…) El asesinato político, la tortura, se aplica en el país después del golpe del ´30 sobre prisioneros políticos. El secuestro y posterior asesinato se empieza a practicar en los años ´70. Pero todas esas prácticas se diferencian de manera sustancial de la desaparición de personas, que es una referencia literal: una persona que a partir de determinado momento desaparece, se esfuma, sin que quede constancia de su vida o de su muerte.”.


Quizás resulte más genuino compartir algunos fragmentos de las notas de los propios estudiantes que presenciaron la audiencia en la que la fiscal de la causa Vesubio II [3] presentó el alegato final: 


En principio es la primera vez que estoy en un tribunal. Lo primero que remarca la fiscal  es que los hechos llevados a cabo fueron con un solo fin: “Instalar un nuevo patrón económico en nuestro país” y que a toda persona que se opusiera había que exterminarla.” (…)
(…) “trato de imaginarme esa época, ya que nací en 1977 y me cuesta ver como el pueblo no se daba cuenta de toda esta red clandestina de detenciones, tortura y aniquilamiento de sus pares, independientemente a la ideología está el derecho a la vida; por qué permitió eso el pueblo” (…)



(…) “en su alegato, la fiscal remarca que el objetivo principal de la dictadura fue el de eliminar la resistencia para imponer un modelo económico que beneficie al capital extranjero y a unos pocos capitales nacionales cercanos al poder. Para esto se tuvieron que destruir todos los beneficios logrados por los trabajadores a lo largo de décadas y exterminar a la industria nacional” (…)


(…) “Cuando nos fuimos de la sala vi que muchas personas del público se saludaban y era como si se conocieran. Pienso que los une el dolor, la lucha, el sufrimiento, el legado que les dejaron sus compañeros desaparecidos, los familiares y la impotencia frente a esos individuos, ante las situaciones relatadas por la fiscal. Sentí que a partir de ese momento yo también los conozco un poco y comparto una parte de sus sentimientos.” (…)





 Política y Política de Derechos Humanos:


Al interior de lo que se ha construido históricamente y se reconoce como la militancia ligada a las organizaciones de Derechos Humanos hay posiciones diferenciadas en relación a la política impulsada por el Gobierno Nacional al incorporar como propias (y dar respuesta) a las reivindicaciones históricas del movimiento de Derechos Humanos en Argentina, política en la que se inscribe el proceso de juzgamiento a los genocidas de la dictadura. 
Hay quienes nos conmovemos y reconocemos en estos juicios una radicalidad a nivel mundial; otros, evalúan que se podría hacer mucho más, que los procesos son muy largos, que los represores, muchos de ellos de edad avanzada, se van a morir antes de ir a la cárcel, que se ha avanzado muy poco en el juzgamiento a civiles empresarios y eclesiásticos, que las causas deben ser unificadas cuanto antes a fin de evitar que los testimoniantes tengan que declarar una y diez veces lo mismo, rememorando el horror vivido, cuestiones seguramente atendibles, sobre todo esta última. 
Hay quienes afirman que lo hecho hasta ahora es un logro exclusivo de los organismos de Derechos Humanos y hay quienes ven afectada su propia identidad política, construida valientemente en la lucha contra el autoritarismo del Estado y sienten que el kirchnerismo se las ha arrebatado. Quizás el ausente en este tipo de posiciones sea el “cómo”, porque aparentemente  el “hacia donde queremos ir” está muy claro: “memoria, verdad y justicia”. 
En ese caso, deberíamos pensar en los momentos, las etapas, los apresuramientos, las pérdidas de tiempo, las alianzas, las rupturas, las limitaciones institucionales y las trabas jurídicas, las contradicciones del propio Estado, las contradicciones individuales, qué cosas hacer, qué cosas no hacer, y algo sumamente difícil: qué cosas posponer hasta alcanzar condiciones más favorables para concretarlas. 







[1] Materia perteneciente a la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la facultad de Ciencias Económicas, UBA, optativa para las carreras de esa facultad.

[2] Pilar Calveiro (1998). Poder y Desaparición. Ediciones Colihue. 


[3] Audiencia del jueves 30 de octubre de 2014 en el juicio “Vesubio II”, Tribunales de Comodoro Py.